lunes, 3 de mayo de 2010

El Hiyab

¡Hola a todos! Llevaba tiempo queriendo hacer varias actualizaciones, pero entre unas cosas y otras al final el tema deja un poco de tener sentido en mi cabeza y me desanimaba a escribir, aprovecho un momento de tiempo he inspiración para dejar una marca por aquí.

El tema del hiyab, o velo islámico, es un tema que surgió a debate hace algún tiempo y que hoy día aun sigue suponiendo tema de muchos debates.

¿Sabemos de verdad lo que significa este símbolo cuando se procede a juzgarlos?

“El término hiyab procede de la raíz ḥaŷaba, que significa "esconder", "ocultar a la vista" o incluso "separar": da lugar también a palabras como "cortina" o "pantalla", y por tanto su campo semántico es más amplio que el del castellano "velo".”

En la Arabia preislámica ya existía el hiyab, como signo de respetabilidad, pues entre otras cosas distinguía a las mujeres libres de las esclavas.
En la época de Mahoma, la sociedad árabe había llegado a ser un absoluto patriarcado y las mujeres no tenían derecho alguno.
Con el tiempo el Islam puso coto a la precaria condición de la mujer que estaba a total merced del hombre y se generaliza el hiyab entre las adeptas a la nueva religión como signo de dignidad recobrada, ya que mostrar el cuerpo se relacionaba con la condición de mujer sometida al hombre -esclava o prostituta-. Por otra parte, al convertirse el hiyab en un precepto religioso, usarlo podía denotar sumisión a Dios, es decir, que sólo se pertenece a Dios, y no al hombre.

Este fue el comienzo del hiyab, aunque más adelante se va olvidando esta acepción y va más condicionada a la exclusión de la mujer del espacio público.


Como hemos mencionado, hace algunos años empezó la polémica, sobre si era adecuado permitir el velo en los colegios e institutos.

Las normas de la mayoría de centros hacen referencia a no vestir de manera provocadora o llevar cubierta la cabeza.
La pregunta es que ¿hasta que punto es un problema de vestimenta o un problema de prejuicios?
En muchos colegios los estudiantes usan diferentes atuendos que pueden llegar a taparles la cabeza, o a mostrar una identificación: cintas para el pelo, palestinas, crestas, etc.

Los argumentos en contra del velo en las aulas, aparte de las normas de vestimenta, son la supuesta laicidad que debe haber en los centros de educación, aunque hasta ahora en España siguen habiendo colegios donde se mantiene la religión como asignatura obligatoria.

Otro argumento en contra es que supone un signo de sometimiento a la mujer y como hemos visto en la introducción, la interpretación y los motivos para llevar el velo pueden ser amplios.

Dejando de lado las cuestiones morales, nos podemos planear hasta que punto es bueno que los niños se eduquen en un ambiente heterogéneo. Si los niños están expuestos en clase a personas con distintas culturas y costumbres, además de sociabilizarse con ellas y aprender que les puede llevar a cubrirse la cabeza, al salir al mundo exterior no serán reticentes a estos factores.
Esto junto con la libertad de vestimenta y de culto es una de las posturas de la gente que se muestra a favor del velo en las aulas.

El verdadero problema y el verdadero conflicto oculto entre todo esto, esta relacionado con la multiculturalidad. El termino multiculturalidad, dice que todas las costumbres y todas las religiones tienen el mismo valor. Por tanto, si aceptamos la multiculturalidad, esta nos hace aceptar a todas las costumbres como iguales, por tanto, seria igual aceptar el hiyab, el burka, la ablación de clítoris.

Obviamente a efectos prácticos no son iguales, pero en términos multiculturales si. Por tanto: ¿estaría bien permitir la extensión del uso del burka en España? ¿Y la asistencia a clase con cuchillos ceremoniales?


El debate está servido.


PD: dejo un video que nos puso un profesor en clase y que merece mucho la pena ser visto.

viernes, 12 de febrero de 2010

soy niñ@ y quiero jugar con la pelota


¡Hola de nuevo!
Lo cierto es que llevo queriendo escribir desde hace algún tiempo, pero la falta de tiempo y las montañas de apuntes me lo impidieron. La verdad es que el tema de este post surgió un día normal, de camino a la biblioteca de siempre. De hecho, la foto tiene una calidad bastante mala, soy consciente, pero es que está hecha con un móvil y con prisas.
¿Qué es lo que pone? "Prohibido jugar con la pelota". Puede que para alguien tenga sentido, vamos no tiene errores gramaticales, pero para mi fue momento de mosqueo y de volver a observar con tristeza la sociedad que estamos creando.
Dicho cartel está en un edificio, en el que tiene un pequeño "jardincito" asfaltado, de esos que hay en los patios de los colegios, y está dentro de lo que es la zona del edificio.
La cosa es que tienen la posibilidad los niños de bajar a jugar, con la tranquilidad que da estar dentro del edificio a los padres y llegamos y se lo prohiben.
Me pregunté cual sería el motivo, lo cierto es que veo un sinsentido el que pongamos trabas a la libre expresión de los niños, a que jueguen con una simple pelota. La respuesta llegó al caer que el bajo del edificio hay una peluquería y una academia.
Ahí fue donde fui consciente, que el motivo de dicho cartel era por las quejas de los negocios. Es decir, ¿damos prioridad a que pequeñas empresas digan donde tienen que jugar los niños?.
No sé, después oimos a las madres quejándose de si los niños pasan mucho tiempo con el ordenador o videoconsolas o vemos como los sobrecargan, en ocasiones, de actividades extraescolares (veo mal la sobrecarga, no el realizar algunas, quien me conoce sabe que he practicado y que lo disfruté).
Después decimos que la sociedad es más artificial, tiene menos de comunidad, nos movemos por actos individuales y no pensamos en los demás, no sé, es una mera hipótesis, pero la etapa de la infancia tiene grandes consecuencias en el desarrollo de las personas y si fomentamos el desarrollo infantil con el único vínculo entre niños en el colegio o en las actividades organizadas y después les dejamos en casa tras una pantalla pues me parece que los lazos que se crearán serán artificiales, los que les dan las instituciones, no los que ellos creen y en los que puedan expresar, mediante el juego, sus inquietudes o dejar desarrollar su imaginación
Yo nunca he tenido videoconsola, aunque si mis amigos, y, sinceramente, preferíamos bajarnos a jugar a la calle que encerrarnos en una casa a jugar., odiaba los días que llovía porque teníamos que ir a una casa a jugar, aunque allí no solíamos ponernos con videoconsolas, sino jugabamos a ser espías en busca del tang, a contar historias de miedo, a las polli pocket, a juegos de mesa.. Eso si, preferíamos bajar a la calle con las bicis, los patines o, directamente, jugar a juegos tradicionales de correr, caerte, reirte...
Sé que no puedo generalizar, que no puedo decir que eso es lo mejor, pero, si pudiera decidir hoy qué querría haber hecho de pequeña, sin duda, la opción sería la que hice.
Sinceramente, me pareció muy triste cuando me cambié de ciudad perder todo eso, aquí, o al menos por la influencia de la zona por no generalizar, dejé colgados mis patines, mi bicicleta, apenas la uso para manifestaciones, y el correr, eso para las clases de deporte. Y todo porque cada día hay menos parques para jugar en condiciones, hacemos paques de cemento y hay cuatro en los que los niños tengan columpios. Nos quejamos y prohibimos que nuestros hijos jueguen en el jardín del edificio porque molestan.
Yo también me he sorprendido pensando, sobretodo en los meses de verano rodeada de apuntes, "anda que los niños, podría dejar de gritar un ratillo" pero después he pensado que también fui niña, que me encantaba estar en la calle y era feliz jugando con mis amigos, no soy nadie para privarles de ese derecho que deben de tener, ni yo ni quienes pegaron el cartel.
Sinceramente, me he planteado seriamente bajarme a la calle en donde está el edificio, que es peatonal la zona que da a las puertas de ambos negocios, con una pelota y ponerme a jugar a pegar pases contra la pared. No me podrán decir nada, estoy en la vía pública.

miércoles, 6 de enero de 2010

Año nuevo, vida nueva

Antes de nada, ¡feliz año nuevo a todo el mundo! Empieza una década más, llena de buenos propósitos para nosotros mismos y para con el mundo. Especialmente para éste último, ahora que está en boga –más aun si cabe- el tema del cambio climático, debido, en parte, a la cumbre del mes pasado de Copenhague. Con esta cumbre, el cambio climático ha perdido la poca credibilidad que le quedaba, o al menos, la idea de que nos importa algo, ya que desde hace meses están saliendo de debajo de las piedras tipejos afirmando que es una mentira. Bueno, aunque así fuese, ¿por qué no tratar un poco mejor al planeta Tierra? Que pasa ¿qué tenemos que esperar a que “realmente” se de un cambio climático a escala mundial para empezar a reducir nuestras emisiones de CO2 a la atmósfera? No creo ser la única persona en este mundo a la que la idea le parece ridícula. Que si, que es cierto que el planeta ha pasado por ciclos y el clima en estos millones de años ha cambiado muchas veces –aunque no de forma tan brusca como en estos años- y todo eso, pero aun así, si sabemos que estamos haciéndole mal a nuestro hogar ¿tenemos que esperar a que el asunto sea irreversible para acabar con ello? Es absurdo.
No obstante, dejemos la “teoría de la conspiración climática” a un lado. Cuando digo que ha perdido credibilidad me refiero a que el asunto ha perdido credibilidad a nivel político. La cumbre ha sido un fiasco. Tampoco es que se esperase demasiado de ella, la verdad, pero ha resultado aun más decepcionante de lo previsto, si cabe. Un texto de apenas tres folios, el cual sólo incluye de forma orientativa la reducción de emisiones que cada país ha presentado a la cumbre. Ni una sola declaración vinculante, que pueda ser legalmente exigible a los Estados firmantes; India que va por su cuenta, diciendo que este es un problema creado por los países ricos; China, otra que tal, palomita suelta; EE.UU. llorando porque claro, no entendemos que no pueden cambiar el mundo ellos solos; y nadie que quiera soltar un duro para ayudar a que los países en desarrollo se desarrollen –valga la redundancia- con tecnología menos contaminante.

¿Y la gente que hace? Pues se queja, que es lo que mejor se nos da. Miramos el telediario y vemos que “cuatro colgados” han ido a Dinamarca a protestar y a gritarle al presidente Chino y a Obama porque sus países están destrozando el planeta. Y seguimos comiendo. Y comprando, por cierto. Comprando en tiendas de todo a 100 –o todo a 1€, que hasta los bazares chinos han entrado en la etapa euro-. Reciclamos, gastamos miles de euros en que vaya gente a los colegios a decirles a nuestros niños de cinco años que el papel va al azul, el plástico al amarillo y el vidrio al verde, pero seguimos comprando en estas tiendas de todo a 100, las cuales fabrican sus vaqueros precisamente en países como India, que no quieren reducir estas emisiones de gases tóxicos, ni los podemos obligar. Y se niegan porque quieren, porque saben que la gente no va a dejar de comprar sus productos, ya que, pasándose estos controles por donde ellos saben –junto con las diferencias salariales y demás beneficios de la deslocalización que todos conocemos- esos vaqueros son infinitamente mas baratos que otros fabricados en España –o donde sea- ya que aquí nuestras empresas tienen que cumplir, desde hace años, unas normas relativas al medio ambiente, que les suponen un desembolso considerable –al margen de que algunas las cumplan o no, están obligadas a hacerlo-. No es coherente. No somos coherentes, señores. No vale quejarnos porque estamos dejando en herencia a nuestros hijos un vertedero por planeta, cuando nosotros mismos compramos los productos que precisamente favorecen esta situación, por ahorrarnos unos eurillos que usaremos para irnos de cañas.

Y ahora me voy, que necesito comprar un par de cosas en los chinos de abajo. Que majos ellos que no cierran nunca.